¿Localizar a nuestros hijos por GPS vulnera su intimidad?

Instalar un sistema de geolocalización en el móvil de un menor puede atacar su privacidad, pero no es delito.

En la era de las nuevas tecnologías no son pocos los padres y madres que se plantean instalar un software con geolocalización en el teléfono móvil de sus hijas e hijos. Todo con tal de tener un mayor control sobre dónde están y quedarse así más tranquilos. Sin embargo, esto podría suponer una vulneración de su privacidad.

El Código Civil asegura que “la patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad” y también recoge que se pueden administrar sus bienes. Sin embargo, otro punto indica que un menor tiene “derecho al honor, la intimidad personal y familiar y la propia imagen”, por lo que regular un problema de esta índole es complejo.

Éste último punto quedaría completamente vulnerado si el padre o la madre instalase la aplicación sin informar sobre ello. En ese caso afectaría a su intimidad, razón por la que expertos recomiendan comentar siempre al menor las intenciones y obtener su consentimiento. De esta forma no habría ningún problema.

En cualquier caso, el adulto nunca incurriría en delito  al entenderse que los tutores tienen derecho sobre la administración del teléfono y su software, ya que se les reconoce como propietarios del mismo.

¿Eres consciente de toda la información que compartes en las redes sociales?

Una investigación demuestra que analizando nuestro comportamiento en los social media se puede lograr una información detallada de nuestra personalidad.

¿Somos conscientes de toda la información que ofrecemos a través de una red social? Investigadores del Psychometrics Centre de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y del departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) realizaron un estudio entre 90.000 usuarios de Facebook que reveló la cantidad de información que se puede obtener de uno mismo sólo con su comportamiento en la red.

A través de un ordenador programado para realizar estudios psicológicos, se demostró que analizando ‘100 me gustas’ de un usuario y su comportamiento en la red social, se puede determinar, entre otras muchas cosas, su sexo, raza e ideología. El ordenador además provó que a mayor información analizada (más me gustas), mejores rasgos de la personalidad lograba.

El objetivo del estudio era demostrar que la tecnología puede juzgar mejor a las personas que los seres humanos, pero también sirvió para comprobar la cantidad de información que, de manera inconsciente, ofrecemos en la red.

 “Tenemos que ayudar a los usuarios a entender que sus datos están ahí fuera, cómo están siendo usados y cómo pueden ser usados. Debemos conseguir que tomen un control total de sus datos y decisión sobre para qué fines pueden ser usados”, afirmó Michal Kosinski, uno de los autores del estudio, que cuestiona una vez más la privacidad en la red.