Blackphone, toda la información del Android seguro de Geeksphone

Con los recientes casos de espionaje por parte de autoridades internacionales, la privacidad está siendo un motivo de preocupación en aumento, especialmente para los que deben usar un smartphone pero transmiten datos sumamente privados. Con esta idea en mente se anunció en enero la existencia del BlackPhone de GeeksPhone.

El BlackPhone, tanto por sus características como por su precio, no es un producto pensado para el usuario de a pie, sino para aquellos que buscan la máxima seguridad en todas sus comunicaciones, tanto llamando como navegando por Internet.

BlackPhone, características

Este teléfono a con grandes defensas contra el espionaje en el software no se verá demasiado mermado en las cuestiones de hardware, pero sin llegar a lo máximo, aunque las especificaciones pueden cambiar. Tendrá una pantalla IPS de 4,7 pulgadas con una resolución HD, más que suficiente para el uso habitual pero no llegando a ser puntero.

El procesador no se queda corto, pues tendrá una frecuencia de 2GHz y cuatro núclos, algo nada desdeñable. Estará acompañado de 2GB de RAM y un almacenamiento de 16GB, pero sin contar con una ranura para tarjetas microSD. En las conexiones tenemos LTE, WiFi y Bluetooth y acabará con una cámara posterior de 8 megapíxeles y una frontal de 1,3.

Su gran añadido será en materia de seguridad y muestra que se han enfocado completamente en ello. A pesar de contar con una base de Android, la han modificado para hacer el sistema PrivatOS. Además el terminal incluye dos años de suscripción a programas de seguridad durante dos años.

BlackPhone, precios y disponibilidad

El BlackPhone tendrá un precio de venta al público de 629 dólares y se espera un precio equivalente en euros. Estará disponible en torno a junio de 2014 y solamente habrá disponible una versión en color negro.

Fuente: XatakaAndroid

Geolocalización en smartphones ¿por qué publicas dónde estoy?

DÍA DE LA PRIVACIDAD 2014 #DPD14

La privacidad es un valor, un bien, que debe ser administrado de manera adecuada. Hoy en día llevamos un teléfono inteligente encima que nos es de gran utilidad, pero que al mismo tiempo presenta algunos retos para la privacidad. Al margen de vulnerabilidades de software (malware o ataques), apps “indiscretas” y pérdidas o robos del terminal, existen otras fuentes susceptibles de “difundir” importantes datos desde nuestro celular entre las que destaca el GPS. La geolocalización permite a muchas aplicaciones realizar una búsqueda por proximidad de servicios e informaciones que puede ser extremadamente útil, por no hablar de su uso original como mapa, brújula o planificador de rutas. Las coordenadas de geolocalización pueden también dar valor añadido a una fotografía incorporándose en el fichero digital que constituye la misma, algo que se conoce como geoetiquetado. Así, con un formato de metadatos accesible de forma sencilla pero invisibles de manera directa, la imagen va acompañada del lugar exacto en el que se tomó. Si a ello sumamos la práctica común de compartir las fotografías (por email, mensajería instantánea, redes sociales, servicios especializados…) y que en ellas suele haber más personas implicadas que la propietaria del terminal con el que se tomó la instantánea… la conclusión es un tanto delicada: estamos contando a todo el mundo dónde estamos, u otros lo están haciendo por nosotros cuando aparecemos en sus fotos.

Tengamos en cuenta también que este asunto, dependiendo de qué entorno (mayor o menor seguridad) y de qué persona (más o menos relevancia pública) se trate, puede llegar a ser muy delicado. Sabemos además que esta comunicación es cada vez más inmediata, en tiempo real, sin demora en la mayoría de las veces, instantánea, por el aumento del ancho de banda para los móviles y la reducción de las tarifas de tráfico de datos.

Si pensamos en casos extremos, que los hay, el panorama es desolador. En el caso de las víctimas de violencia física y/o digital en cualquiera de sus formas (ciberbullying, grooming o violencia de género) la cuestión es más delicada aún.

Desde PantallasAmigas siempre hemos hecho una apuesta decidida por el fomento de la cultura de la privacidad tanto en nuestro discurso como en los recursos generados para la sociedad y que se encuentran censados en http://www.proteccionprivacidad.com

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Protección de Datos o Día de la Privacidad en 2014 deseamos destacar este asunto, tan sencillo como importante, que ejemplificamos por medio de esta animación:

Que una fotografía lleve o no los datos de geolocalización debe ser una decisión meditada y no una opción por defecto, y en esa decisión han de participar aquellas personas cuya ubicación se está publicando y no únicamente la propietaria del celular.

Fuente: Pantallas Amigas

Crece la preocupación por el «problema de la privacidad de ubicación» en los móviles

Más de 8.000 millones «apps» acceden a los datos y a la localización de sus usuarios, lo que puede provocar un importante riesgo

 

Las aplicaciones para los «smartphones» pueden poner en peligro los datos de las personas y de las empresas. Otro de los temás que más preocupa a las compañías de antivirus y expertos en privacidad son las funcionalidades de muchas «apps» de hacer un seguimiento de la ubicación del usuario.

¿Acaso pidió permiso en el trabajo para ir al médico y, en lugar de eso, su teléfono marca que acudió a las oficinas centrales de la competencia? ¿El localizador de su móvil indica que lleva dos horas dentro de una clínica donde se practican abortos? Son consecuencias de la localización y del denominado problema de la «Privacidad de ubicación» que conlleva el uso, cada día más extendido, de un teléfono móvil inteligente.

De hecho, se han detectado que más de 8.000 millones «apps» acceden a los datos y a la localización de sus usuarios, lo que puede provocar un importante riesgo. Para poner de relieve este asunto y concienciar a los ciudadanos, las autoridades europeas de Protección de Datos han aprobado el primer dictamen conjunto sobre aplicaciones con especial interés al uso de éstas por parte de los menores.

Un teléfono móvil es capaz de registrar con cierta precisión los movimientos de su dueño; sólo hacen falta saber cuatro momentos y lugares por los que ha pasado para generar una huella dactilar de movilidad que permita diferenciarlo de cualquier otro. Con los smartphones (teléfonos inteligentes), y su servicio de localización activado, se puede conocer al detalle (día, hora y lugar) los movimientos de una persona y poner en riesgo su privacidad.

España y otros cinco países europeos coordinados por Francia investigan en estos momentos a Google por los cambios recientes en su política de privacidad. El pasado año el gigante americano unificó los criterios de todos lo servicios que ofrece generando una serie de dudas en Europa sobre qué grado de control de los datos ofrece a sus usuarios y cómo recaba su consentimiento. A pesar de que han reiterado que su nueva política de privacidad respeta la normativa europea, las agencias de protección de datos de los distintos países han iniciado actuaciones porque no han encontrado una «respuesta satisfactoria» por parte del gigante de internet.

En Europa la legislación reconoce la privacidad como un derecho y se exige a las marcas que pidan consentimiento a sus usuarios. «El debate ahora es si ese consentimiento debe ser tácito o explícito», opina María Gómez, directora de MindYourPrivacy. En esta línea, se acaban de presentar en Malta las primeras conclusiones sobre The Consent Project, un proyecto de la UE que durante 3 años y con un coste de más de 2,5 millones de euros, ha estudiado y analizado qué opinan los internautas europeos sobre el respeto a su privacidad.

En el caso de España, casi 7 de cada 10 usuarios han dejado de navegar por internet en algún momento por problemas relacionados con la privacidad. Y los porcentajes para el resto de Europa son similares. «Cuanto los usuarios más se dan cuenta de que pierden el control de su privacidad, más recelan de ella. E independientemente de la regulación de cada país o de las visiones divergentes sobre la materia que hay en EE.UU. y en la UE, la industria de Internet corre el riesgo de perder a sus usuarios si no se les proporciona aquello nos piden: transparencia y control sobre su información personal», comenta.

Fuente: abc.es